Pareja se somete a la eutanasia y muere tomada de la mano en Países Bajos
Ambas personas de 93 años presentaban un estado de salud deteriorado y decidieron fallecer al mismo tiempo.
Las parejas que deciden poner fin a su vida con una eutanasia programada para un mismo día y hora suponen un porcentaje pequeño del total de muertes asistidas en Países Bajos, pero su número aumenta y son decenas al año, entre ellas la del ex primer ministro neerlandés Dries van Agt y su mujer, ambos de 93 años.
Van Agt llevaba 70 años con su esposa Eugenie, a la que conoció durante su época de estudiantes en Nimega, en el este de Países Bajos, y desde entonces fueron inseparables: ella le acompañó y aconsejó durante su etapa como ministro de Justicia (1971-1977), de Exteriores (1982) y como primer ministro de tres gabinetes entre 1977 y 1982.
También estuvo a su lado cuando fundó en 2009 The Rights Forum, centro de conocimientos sobre Israel y Palestina, donde trató de materializar su búsqueda de una solución pacífica al conflicto, algo a lo que dedicó su energía desde que visitó Cisjordania en 1999.
Juntos viajaron por el mundo por trabajo, y fueron inseparables durante décadas, por eso también tenían claro que no querían vivir sin el otro.
El 5 de febrero pasado, ambos con 93 primaveras, con un estado de salud deteriorado, y rodeados de sus seres queridos, fallecieron “de la mano” tras someterse juntos a una eutanasia, algo cada vez más habitual en Países Bajos, según Fransien van ter Beek, presidenta de la Asociación Neerlandesa para un Final de Vida Voluntario (NVVE).
En 2022, último año del que se disponen de cifras oficiales, hubo casi 9 mil eutanasias en Países Bajos, entre ellas las de 29 parejas que se sometieron a un proceso de muerte asistida, es decir, 58 personas en total.
En 2021 fueron 16 parejas, y en 2020 otras 13. El porcentaje es pequeño, pero cada vez mayor, según datos de los Comités Regionales de Revisión de la Eutanasia (RTE).
La eutanasia es legal en Países Bajos desde 2002, pero se autoriza en condiciones muy estrictas y solo puede realizarse bajo supervisión médica, por lo que cualquier otra forma de ayudar al suicidio se considera ilegal.
Los requisitos exigen que la decisión sea “voluntaria y bien pensada”, ante un “sufrimiento insoportable y desesperado”, y que “no haya alternativa razonable”.
Además, el médico debe “informar de la situación y las perspectivas”, y que se pida segunda opinión a “un médico independiente”, de manera que el proceso «sea médicamente cuidadoso”, con los fármacos correctos y los pasos adecuados.